México y los Mexicanos, colección de arte del Museo Kaluz

Museo Kaluz

Una de las exposiciones que reúne a una gran colección de Arte de Artistas Mexicanos. 

El Museo Kaluz expone la exposición México y los Mexicanos es una gran colección representativa del acervo del museo, donde el visitante puede apreciar el patrimonio cultural a través la pintura figurativa, puedes admirar el talento de artistas reconocidos y de otros que no son tan conocidos, el placer de observar las diferentes obras que resaltan, las técnicas empleadas y la combinación de los bellos colores a través del pincel.

El público visitante podrá disfrutar obras de Pelegrín Clavé, José María Velasco, Joaquín Clausell, Gerardo Murillo Dr. Atl, Ángel Zárraga, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, y Raúl Anguiano se encuentran entre la obras más destacadas de la colección. Las mujeres están representadas por lo pinceles de María Izquierdo, Angelina Beloff, Cordelia Urueta, Manuela Ballester, Concha Toussaint, Rosario Cabrera, Fanny Rabel, las hermanas Josefa y Juliana San Román y Mercedes Zamora, entre otras. 

Las pintoras desafiaron los convencionalismos de su época, para crear  una importante producción plástica, pese a las limitantes, en formación y temáticas, que su tiempo les impuso, condición que comenzó a cambiar en las primeras décadas del siglo XX, con la inclusión de un mayor número de estudiantes femeninas en la academia de arte mexicanas. 

La colección Kaluz es el resultado de la labor del coleccionista Don Antonio del Valle Ruiz, quien ha tenido el propósito de compartirla y socializarla con un triple objetivo: contribuir a la recuperación y conservación del patrimonio artístico mexicano; detonar su conocimiento a través del estudio, la difusión de obras y autores; y fortalecer el sentimiento de identidad propia a través de manifestaciones próximas a la realidades del país y a su imaginario plástico. 

La colección ha permanecido siempre fiel a los gustos del coleccionista por la figuración plástica mexicana, procediendo con la absoluta libertad a reunir obras de distintas épocas, estilos y corrientes.  Sin embargo, las propias representaciones, en su temática, también responde  a las grandes inquietudes de los pintores figurativos de ayer y  hoy, por ello en el conjunto pueden identificarse cuatro géneros: el paisaje, la naturaleza muerta, el retrato y la pintura de costumbres.    

Los paisajes naturales.

México por su orografía cuenta con valles, ríos, montañas, selvas y desiertos, plasmados en los lienzos, óleos, acuarela, y tintas, han sido la inspiración de varios artistas mexicanos e  inclusive de extranjeros. El paisaje es un especio tangible en el que una sociedad se reconoce así misma, se suman las costumbres, la conmemoración de sucesos históricos, y las tradiciones que definen su cultura y se pueden apreciar las diferentes regiones del país, desde los escenarios naturales, en los que la presencia del hombre es distante, como los volcanes de la cuenca del Valle de México, los litorales, sus marinas, la profusa flora y fauna del territorio mexicano.

A lo largo del tiempo los artistas han aportado símbolos e iconos perfectamente identificables, en los que ciertas características, se repiten hasta lograr el reconocimiento por parte de la colectividad. El paisaje constituye como elemento identitario a través de múltiples interpretaciones. 

Durante el virreinato la pintura del paisaje no contó con la importancia que cobraría en siglos posteriores. Con la irrupción de la ilustración y la fundación de la Academia de Arte de San Carlos, el paisaje fue incorporado dentro de la enseñanza de las artes, lo que propició que con el tiempo si importancia como género, así como el ingreso de las mujeres a los talleres.   

La luz del trópico, los captados en la flora, la frondosidad de las selvas y de algunos asentimientos, constituyen un elemento, de exuberancia de la naturaleza en estas regiones, que contrastan con las cimas nevadas del altiplano.   

Con la llegada de los conquistadores españoles, el espacio urbano cambió al adoptar una nueva traza de corte renacentista, con una plaza de armas, como centro simbólico de la ciudad, la cual contenía al poder religioso y civil en sus edificios más emblemáticos.  

La minería y el intercambio comercial, interno o transoceánico, favorecieron el crecimiento y embellecimiento de las grandes ciudades en el territorio novohispano, cuyas influencias quedaron plasmadas en los diferentes estilos arquitectónicos..

En el caso de la Ciudad de México hasta el siglo XX, la zona lacustre que convivió con ríos, canales, acequias y acueductos que definían la relación de los habitantes con el agua y la movilidad.  De ciudades Barrocas como Puebla, Zacatecas o Morelia hasta la noción de modernidad en los siglos XIX y XX, cada generación ha participado activamente en este proceso transformador que modela la imagen de las ciudades. En este sentido, las nuevas corrientes arquitectónicas y urbanísticas se hicieron presentes en la traza, impulsando un proceso que transfiguró estos escenarios.  

El Retrato y sus raíces. 

Con la implantación del virreinato, México asumió una nueva realidad como una sociedad diversa  nutrida por los mestizajes y las migraciones que continúan hasta nuestros días. La noción de lo mexicano tiene sus raíces en el criollismo de las elites ilustradas, que reivindicaba desde el siglo XVIII el pasado prehispánico y su propia alteridad contrapuesta a los peninsular. Esto será el germen de los movimientos independentistas de principios del siglo XIX y que forjarán una nación mexicana.   



La Pintura de Costumbres.

Las fiesta populares son una manifestación de la identidad cultural, así como de un espíritu de evocación ritual que actúa como un catalizador de expresiones propias. A través de ellas subsisten hasta el presente elementos de la tradición que ofrecen a sus participantes una conexión o vínculo con sus creencias, convirtiéndose en aglutinantes sociales.  

La tradición de los bodegones o naturalezas muertas, se remonta a la pintura flamenca  y española de los siglos XVI y XVII.  El bodegón  revista su importancia simbólica doble. Por una parte alude a la fragilidad de la vida a través de los elementos perecederos como flores, frutos, relojes de arena, calaveras o velas, aunque estos funcionan como nutrientes de nuestra vida al consumarse con el tiempo.  Muestra, a su vez, los frutos típicos con sin fácilmente reconocibles en el país: chiles, calabacines, guayabas, papayas, guanábanas, chirimoyas, canela, pescado, animales y flores, entre otros.   Varios artistas mexicanos mostraron su talento en esta corriente pictórica. 


¡Te invitamos a conocer más sobre el arte mexicano y sus expresiones através de la colección del Museo Kaluz!.


Recuerda seguir la recomendaciones y protocolos; debido que aún no existe algún tratamiento confiable contra el virus del COVID-19, se recomienda al público seguir los hábitos de higiene; el lavado de manos, el usar el estornudo de etiqueta, el distanciamiento social y el uso del cubreboca y tomar todas las medidas recomendadas por las autoridades de salud.


Museo Kaluz
sitio web: museokaluz.org
Dirección: Av. Hidalgo No. 85 Centro Histórico. CDMX.
Horarios: Miércoles a lunes 10:00 a 18:00 horas. Martes cerrado.
Miércoles entrada libre.
Costo: $60.00 M.N.

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Caminando por la Ciudad.

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